Relato ganador por votación en el RETO 19, PIDES UN DESEO EN NOCHEVIEJA 2020 Y SE CUMPLE, de Ceacorrecciones.
Abraham y Sara, sin poder soportar más el dolor que les estaba causando el año 2020, decidieron ir más allá e hicieron un conjuro mágico para avanzar a otros tiempos.
Se vistieron de blanco e hicieron una gran estrella de David en el suelo. Fue ahí cuando se dieron cuenta de que la magia había comenzado. La estrella de David se iluminó, les reveló uno de los colores más bellos que nunca habían visto, y el portal para acceder al futuro se les mostró inmediatamente.
Sara siempre había creído en la magia, pero necesitó vivir los peores momentos de su vida para llevarla a cabo. Abraham sentía un amor tan profundo hacia ella que no pudo negarse a semejante locura. Él, al contrario que Sara, no creía en nada de eso, sin embargo los últimos acontecimientos en su vida lo habían arrastrado a seguir a Sara hasta el fin de sus días.
El día que la conoció creyó que el tiempo se paraba, tan jovial, tan sonriente y tan llena de vida… Desprendía algo que no había visto hasta ahora, y desde entonces supo que nunca más podría olvidarla, por muchas vidas que pasaran.
No sin cierto miedo, Abraham y Sara se adentraron en el portal hacia lo desconocido, ninguno sabía qué les podría deparar, pero necesitaban más que nunca cambiar de vida. El dolor estaba siendo insoportable.
Una vez dentro, sus cuerpos se fundieron con la maravillosa luz verde que los transportaría hacia otra vida. Se transformaron en uno, sus almas se entrelazaron y comenzaron a ascender por un mágico y deslumbrante camino hacia lo desconocido. El amor que sentían el uno por el otro era más grande de lo que podían imaginar.
Sara y Abraham se percibían el uno dentro del otro, una extraña y poderosa fuerza los atraía aún más, sus cuerpos ya no existían pero sus almas habían comulgado para unirse en un solo ser. Sintiendo hasta el último poro de su piel siguieron ascendiendo y llegaron al lugar que, sin saberlo, siempre habían soñado.
Volvieron a tener cuerpo y sus sentidos se habían agudizado de tal forma que podían oírse sin hablarse y sentirse acariciados sin tocarse. Su piel era extremadamente sensible, sentían una enorme sensación de plenitud y cuando se miraban creían desvanecerse, aquella sensación era tan placentera como mágica.
Sara se acurrucó en el regazo de Abraham y le confesó que gran parte de su vida había esperado a la persona con quien por fin podría compartir su secreto, aquella que confiara plenamente en ella y fuese capaz de no mirar atrás, aquella que lo siguiera hasta el fin de sus días.
Abraham sonrió y por primera vez en su existencia dejó que las lágrimas recorrieran su rostro. Le tendió la mano a Sara y juntos comenzaron a caminar hacia el lugar que desde el inicio de sus días, los estaba esperando.
-¡Sara, despierta!
Desconcertada miró a su alrededor y le regaló a Abraham una dulce sonrisa. La unión había tenido lugar.